"Ahora, pues, si dais oído a mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa" (Exodo 19: 5-6)
Es importante conocer que Israel fue elegido, como un pueblo santo, apartado de pecado para adorar exclusivamente al único Dios real y verdadero. Dios hizo un pacto con Israel, pueblo liberado por su Señor a quien obedece y considera soberano del Universo.
Israel fue considerado especial tesoro del Señor, por encima de todos los pueblos. Un pueblo así escogido tenía que amar a Dios, adorarlo y servirlo. Para Dios, este pueblo es precioso, especial y por eso lo redimió constantemente.
Este capítulo muestra la preparación y santificación del pueblo con truenos, relámpagos, trompetas, en fin todo un ceremonial para recibir los diez mandamientos. En el Nuevo Testamento, concretamente en 1 Pedro 2: 9 se dice del creyente en Cristo "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable"
Todo aquel que cree en Cristo y lo adora, es santo y apartado para El. No podemos seguir en la misma corriente de pecado, de inmoralidad, de corrupción, de idolatría… que el mundo practica. Somos santos, y aunque no somos perfectos, somos perdonados y dedicados para adorar al Señor y proclamar su Evangelio. Vivamos en santidad.
Santo, no es un ídolo de metal, madera, ni una persona muerta, sino toda persona que tiene a Cristo.
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