Herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Romanos 8:17.
Romanos 8:17.
Ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gálatas 4:7). Pablo confirma: Herederos de Dios y coherederos con Cristo (Romanos 8:17). Dios nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad… de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia (Efesios 1:9-11).
Nos es difícil comprender el alcance de estas expresiones. La Palabra nos dice: Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras (un anticipo) de nuestra herencia (Efesios 1:13-14). El Espíritu nos da un anticipo de esta herencia venidera. Jesús decía a sus discípulos, en Juan 16:13-15: el Espíritu os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Las epístolas desarrollan estos puntos.
En aquel doloroso momento cuando Judas lo traicionaba, el Señor Jesús dijo a los suyos: No se turbe vuestro corazón (Juan 14:1). Desvió sus pensamientos hacia una morada celestial, a la que iban a dirigirse: la casa del Padre. Los viajeros están de camino hacia el cielo. Tienen la perspectiva de la herencia, poseen las arras de una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros (1 Pedro 1:4). (En cambio, las herencias terrenales a menudo se desvanecen). Y mientras los creyentes esperan la herencia, son guardados por el poder de Dios mediante la fe (1:5).
Fuente: La Buena Semilla
Nos es difícil comprender el alcance de estas expresiones. La Palabra nos dice: Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras (un anticipo) de nuestra herencia (Efesios 1:13-14). El Espíritu nos da un anticipo de esta herencia venidera. Jesús decía a sus discípulos, en Juan 16:13-15: el Espíritu os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Las epístolas desarrollan estos puntos.
En aquel doloroso momento cuando Judas lo traicionaba, el Señor Jesús dijo a los suyos: No se turbe vuestro corazón (Juan 14:1). Desvió sus pensamientos hacia una morada celestial, a la que iban a dirigirse: la casa del Padre. Los viajeros están de camino hacia el cielo. Tienen la perspectiva de la herencia, poseen las arras de una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros (1 Pedro 1:4). (En cambio, las herencias terrenales a menudo se desvanecen). Y mientras los creyentes esperan la herencia, son guardados por el poder de Dios mediante la fe (1:5).
Fuente: La Buena Semilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario