Lectura: 1 Juan 3:11-20
Pero el que . . . ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? --1 Juan 3:17.
Nuestros amigos se encontraban viajando de Georgia a Illinois en una van alquilada. Como a mitad de camino, su van se descompuso al dar contra un enorme hoyo en la carretera. Otros autos también se descompusieron, y la escena resultó bastante caótica.
Mientras nuestros amigos estaban tratando de entender las cosas, un policía ofreció llevarlos a un restaurante McDonald’s que quedaba cerca. Cuando llegaron allí, se sentaron en una mesa a esperar oír algo acerca del arreglo de la van. Debido a que estaban dedicados a servir a los demás, no tenían mucho dinero.
Mientras tanto, nos habían llamado para informarnos de la dificultad, pero no podíamos hacer mucho por ellos, excepto orar y confiar en que Dios los cuidaría. Mientras ellos y sus hijos se encontraban sentados a la mesa, se les acercó un hombre con bolsas de hamburguesas y papas fritas. «Dios me dijo que les debía dar comida» --explicó mientras daba de cenar a la hambrienta familia.
¿Cuántas veces hemos visto a Dios enviar ayuda en el camino? Por otro lado, ¿cuántas veces hemos sentido la urgencia de ayudar a alguien, y hemos resistido la idea?
Somos las manos de Dios sobre la tierra, creados tanto para recibir ayuda como para darla. ¿Conoces a alguien que necesite ayuda en el camino?
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