Cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios,
no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo,
y a éste crucificado.
1 Corintios 2:1-2.
no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo,
y a éste crucificado.
1 Corintios 2:1-2.
Fue un judío, humilde carpintero que sólo hizo el bien, pero fue condenado a muerte. Sin embargo, marcó profundamente la historia de la humanidad. Algunos lo calificaron de sabio, otros de maestro y otros de profeta. ¿Cómo fue posible que ese hombre pobre, quien vivía en una ciudad despreciada en el país de Israel, que nunca escribió libros ni buscó imponerse por la fuerza, llegase a ser el hombre más conocido y admirado de la Historia? ¿Por qué, aún hoy, tantas personas están dispuestas a seguirle, a veces al precio de su vida? Sencillamente porque él es, en efecto, lo que decía ser.
A través de los siglos, miles de millones de hombres y mujeres han descubierto, en una relación personal con Jesús, a alguien infinitamente más grande que un maestro o un profeta. Al escuchar y aceptar su mensaje le reconocieron por lo que él es: plenamente Dios y plenamente hombre, plenamente Amor y plenamente Verdad. Le reconocieron como su Salvador. Su vida, su muerte, su resurrección, su mensaje y su persona les han dado una nueva esperanza.
Usted también puede descubrir al Hombre Dios. Él no le dirá forzosamente lo que usted quiere oír, pero sí le dirá lo que necesita saber. No quiere juzgarlo sino salvarlo. ¡Lea el Evangelio, una buena nueva para usted! ¡Crea en Jesucristo el Salvador! ¡Acéptele como su Salvador personal!
Fuente: La Buena Semilla
A través de los siglos, miles de millones de hombres y mujeres han descubierto, en una relación personal con Jesús, a alguien infinitamente más grande que un maestro o un profeta. Al escuchar y aceptar su mensaje le reconocieron por lo que él es: plenamente Dios y plenamente hombre, plenamente Amor y plenamente Verdad. Le reconocieron como su Salvador. Su vida, su muerte, su resurrección, su mensaje y su persona les han dado una nueva esperanza.
Usted también puede descubrir al Hombre Dios. Él no le dirá forzosamente lo que usted quiere oír, pero sí le dirá lo que necesita saber. No quiere juzgarlo sino salvarlo. ¡Lea el Evangelio, una buena nueva para usted! ¡Crea en Jesucristo el Salvador! ¡Acéptele como su Salvador personal!
Fuente: La Buena Semilla
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