lunes, 28 de abril de 2008

A través de las puertas cerradas

Cuando llegó la noche de aquel mismo día,
el primero de la semana,
estando las puertas cerradas
en el lugar donde los discípulos estaban reunidos
por miedo de los judíos,
vino Jesús, y puesto en medio,
les dijo: Paz a vosotros.
Juan 20:19.


Imaginémonos los sentimientos de los discípulos durante la tarde del día de la resurrección, antes que Jesús se les apareciera. Sabían que su Señor había muerto. Tenían miedo de los judíos, por eso se reunieron en secreto y cerraron cuidadosamente la puerta. A través de esta puerta cerrada vino Jesús y se puso en medio de ellos. Sus primeras palabras fueron: “Paz a vosotros” (Juan 20:19).

Algunos de nosotros mantenemos las «puertas cerradas» a lo largo de la vida. Puede tratarse de un rencor, una ofensa o una profunda herida que conservamos desde hace muchos años, de un recuerdo de infancia, malo e inolvidable, que turba nuestra relación con la gente, e incluso de un sentimiento de ira contra Dios a causa de un acontecimiento que se produjo hace diez años o más.

Esas puertas cerradas nos encierran en nuestro pequeño mundo de temores. Nos impiden hacer progresos y conocer la verdadera felicidad. Pero las puertas cerradas no detuvieron al Señor aquella noche y tampoco le detienen hoy. Quiere penetrar en su corazón y hacer desaparecer esos obstáculos que paralizan su vida espiritual. Ábrale su corazón; déle lugar, confiésele sus faltas y él le traerá perdón, sanidad espiritual y felicidad. Entonces usted descubrirá el gozoso significado de las palabras del Señor Jesús: “Paz a vosotros”.

Fuente: La Buena Semilla

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