jueves, 1 de mayo de 2008

La Cena del recuerdo

El Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed;
esto es mi cuerpo que por vosotros es partido;
haced esto en memoria de mí.

1 Corintios 11:23-24


La noche antes de la crucifixión el Señor Jesús compartió la cena con sus discípulos y expresó su deseo que ellos lo recordaran. Los primeros cristianos acostumbraban conmemorar la Cena del Señor cada primer día de la semana, es decir, el domingo. En los Hechos de los Apóstoles 20:7 está escrito: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan…

Hoy en día, ¿por qué tantos creyentes sólo celebran el recuerdo de su Salvador y Señor algunas veces en el año? No conozco los motivos, pero esto me hace pensar en ese relato del libro del Eclesiastés en que un hombre pobre y sabio salvó con su sabiduría a una ciudad asediada. Y al final se dice: “Y nadie se acordaba de aquel hombre pobre” (9:14-15).

El Señor Jesús obró una salvación mucho más grande mediante su muerte en la cruz. Nos libró del poder del pecado, de la muerte y de la esclavitud de Satanás. Es, pues, digno de que nos acordemos de él con corazones agradecidos y que respondamos cada domingo a su deseo participando en la Cena del recuerdo.

Él sabía cuán olvidadizos somos. Por eso nos dejó estos símbolos visibles: el pan y la copa. ¡Cuán triste es olvidarnos del alto precio que pagó por nuestra salvación! Le costó la vida a aquel que no hubiese tenido que morir. Acordémonos de que dijo: “Haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19).

Fuente: La Buena Semilla

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