De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16.
El que no escatimó ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Romanos 8:32.
Este hermoso ejemplo nos recuerda lo que Dios hizo. Envió a su Hijo, quien tomó forma humana para morir en nuestro lugar. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).
“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15).
Fuente: La Buena Semilla
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