viernes, 25 de abril de 2008

Maravillosas profecías

Un niño nos es nacido, hijo nos es dado,
y el principado sobre su hombro.
Isaías 9:6.


En el tiempo del Señor Jesús se leía regularmente el libro del profeta Isaías en las sinagogas, como el Señor mismo lo hizo en Nazaret. Los judíos debieron haber reconocido que él era el Mesías anunciado por el profeta (Lucas 4:16-21). Veamos tres de esas profecías:

- “Un niño nos es nacido”. Es el Hijo del Hombre, “nacido de mujer” (Gálatas 4:4), de la virgen María, pero engendrado por el Espíritu Santo (Mateo 1:18-23). Fue la señal dada por los ángeles a los pastores de Belén: “Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre” (Lucas 2:12).

- “Hijo nos es dado”. Dios dio a su Hijo, “el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre” (Juan 1:18). En el evangelio de Juan, muchas veces el Señor se presenta como el Hijo de Dios; por este motivo los jefes de los judíos lo condenaron (Lucas 22:70-71).

- “El principado sobre su hombro”. Aunque humilde y manso, el Señor Jesús estaba investido de una autoridad que impregnaba cada una de sus palabras y hechos. Los judíos de Galilea “se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad” (Lucas 4:32). Asimismo reconocían: “Con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen” (v. 36). Los jefes religiosos también constataban esa autoridad, no obstante, seguían cegados por el afán de conservar su posición.

Después del arrebatamiento de la Iglesia, y en medio de una gran tribulación, parte del pueblo de Israel se arrepentirá y reconocerá al Señor Jesús como Mesías. Será el comienzo de Su reinado glorioso.

Fuente: La Buena Semilla

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