lunes, 14 de julio de 2008

Cuando Jesús remó solo


Esta vez fue uno de los momentos mas difíciles para el Maestro, me estoy refiriendo al pasaje de Mateo 14:12-13, ”Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús. Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades”.

Cuando se enteró de la muerte de su amigo y primo, Juan el Bautista, Jesús había predicado en su propia ciudad y no pudo hacer muchos milagros por causa de la incredulidad, esto ya era un problema para él, pero no se imaginaba de lo que iba a pasar, cuando de repente le informan de la decapitación de su amigo, amigo que había trabajado incesantemente para abrir el camino del Salvador para la humanidad.

Que tristeza le sobrevino en ese momento, fue una de las peores noticias que habría de recibir en su vida, que además le sumamos que Jesús sabia mejor que nadie quien era realmente Juan en la historia y para su ministerio. Fue en ese momento que decide “remar solo” para estar a solas y poder hacer el duelo por su amigo, su primo mayor; así es mi amigo, aunque Ud. no lo se lo imaginaba a él también le tocó “remar solo” y además en un momento muy especial de la vida, cuando perdió uno de sus amigos.

Pero no nos debemos quedar solo con esta imagen, porque bien sabemos que él estaba acompañado de su Padre celestial. Y eso lo fortalecía para seguir sirviéndole a pesar del dolor y el sufrimiento, notemos que no dejo de sanar y de hacer el gran milagro de multiplicar los panes y peces y además ser de bendición para los que tenían miedo y frustración.

Nosotros debemos recordar y saber que muchas veces también nos encontraremos “remando solos” sin amigos cerca, sin parientes a nuestro lado, pero recordemos que estaremos solos en cuanto a la compañía de hombres y mujeres, pero nunca solos en cuanto a la gran compañía de nuestro gran Salvador Jesucristo. Él nos ha prometido que estará todos los días hasta el fin del siglo. Así es mi querido amigo, aunque nos encontremos “remando solos” nunca dejemos de seguir sirviendo a nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo. ¡Adelante, con Cristo somos mas que vencededores!

Hector Leites

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