lunes, 19 de mayo de 2008

El curso de perfeccionamiento

Ejercítate para la piedad.
1 Timoteo 4:7.

Hoy en día muchos empresarios ofrecen cursos de perfeccionamiento a sus empleados. A menudo éstos tienen lugar fuera de la empresa, para que los participantes puedan concentrarse en su estudio, sin ser distraídos por sucesos cotidianos. Al terminar esos cursos de perfeccionamiento, en general el empleado tiene la posibilidad de obtener un empleo especial o con más responsabilidad.

La comparación con el versículo del encabezamiento es evidente. Si en la esfera terrenal es necesaria una educación posterior, cuanto más en el plano espiritual. El Señor también desea ver un crecimiento espiritual en los creyentes. Espera de nosotros una vida de verdadera piedad, y esto implica un proceso de estudio en el que debemos ejercitarnos.

La piedad tiene su origen en la comunión con Dios. La oración y el estudio personal de la Palabra son indispensables. ¿Cómo podríamos agradar a Dios en nuestra vida, si no aprendiéramos la conducta que él desea que manifestemos, mirando al Señor Jesús? En la Palabra hallamos sus pisadas, las cuales debemos seguir. También debemos aprender lo que es una consciente y constante dependencia de Dios. Ser piadoso significa pensar en Dios en todas las circunstancias, dejarle participar en las alegrías y necesidades, hablarle de nuestros temores y formularle nuestras preguntas.

La base para el perfeccionamiento del creyente es una conversación con Dios lejos de las distracciones diarias. Allí recibimos los impulsos que aumentarán nuestro crecimiento espiritual y el goce de nuestra comunión con él.

Fuente: La Buena Semilla

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