miércoles, 28 de mayo de 2008

Amor activo

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados,
de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia.
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor,
que es el vínculo perfecto.
Colosenses 3:12 y 14.

Un joven había resultado gravemente herido en un accidente automovilístico. Durante su convalecencia en el hospital le impresionó mucho la actitud del ortopedista que lo atendía. Este médico se destacaba por sus particulares cualidades y méritos. Aunque estaba muy ocupado, nunca se impacientaba, y para todos tenía palabras amables. Además trabajaba más de lo que era estrictamente su deber. A veces volvía por la noche al hospital para ayudar a algún enfermo especialmente grave.

Cuando el joven se recuperó, tuvo que ir al consultorio del médico para una última revisión. Entonces lo miró inquisitivamente y le preguntó: –Doctor, ¿cuál es su secreto? Sea cual sea, yo también quisiera tenerlo. El ortopedista le contestó que era creyente y luego le contó su conversión a Jesucristo.

El joven vio en la vida de ese médico un verdadero amor cristiano, y esto lo condujo al Señor Jesús. Cuán importante es que nuestro prójimo pueda ver y sentir que el amor no es algo teórico, sino que se muestra por medio de hechos. ¡Qué hermoso sería si nuestra vida como cristianos dejara imborrables impresiones en los demás! ¡Es de desear que sepamos dar a los que nos rodean algo del amor y de la gracia que siempre experimentamos de parte de nuestro Señor, no sólo de vez en cuando, sino continuamente!

Fuente: La Buena Semilla

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