jueves, 29 de mayo de 2008

¿Una vida sin sentido?

¿Quién soy yo, o qué es mi vida?
1 Samuel 18:18.

«No veo por qué he de seguir viviendo; ¿qué sentido tiene? Por eso pongo fin a mi vida». Así se despidió un joven estudiante antes de quitarse la vida.

Es desesperante preguntarse por el sentido de la vida y no encontrar respuesta. Por eso muchos prefieren ignorar esa punzante pregunta y piensan: Ya que vivo, quiero disfrutar de la vida y buscar un buen trabajo, amigos, fiestas, diversiones, y cuando algo salga mal, entonces… Sí, ¿entonces qué?, ¿qué ocurrirá cuando uno se halle repentina e inesperadamente en el umbral de la eternidad, después de un accidente automovilístico, un choque de trenes, un terremoto, la caída de un avión, etc.?

La pregunta acerca del sentido de la vida es demasiado importante como para que nos atrevamos a eludirla, pues tenemos una única vida. Cuando nuestro tiempo se acabe en esta tierra, nuestra carrera aquí abajo habrá terminado definitivamente, pero nuestra existencia seguirá más allá. Dios, nuestro Creador, nos pedirá cuenta de nuestra vida terrenal.

Para cada ser humano existe la posibilidad de poner fin a la falta de sentido de su vida y de darle un nuevo comienzo con Jesucristo. Él nos invita: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mateo 11:28).

Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10). Al que a mí viene, no le echo fuera (Juan 6:37).

Fuente: La Buena Semilla

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