Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús Resucitado, iba a toda
prisa por el camino de la vida, mirando por todas partes y buscando.
Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y le
preguntó:
• "Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí a algún cristiano?"
El anciano, encogiéndose de hombros le contestó:
• "Depende del tipo de cristiano que ande buscando".
• "Perdone", dijo contrariado el hombre, "pero soy nuevo en esto y no
conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús".
Y el anciano añadió:
• "Pues sí, amigo; hay de muchos tipos y maneras. Los hay para todos
los gustos: hay cristianos por cumplimiento, cristianos por
tradición, cristianos por costumbres, cristianos por superstición,
cristianos por obligación, cristianos por conveniencia, cristianos
auténticos..."
• "¡Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad!",
exclamó el hombre emocionado.
• "¡Vaya!", dijo el anciano con voz grave. "Esos son los más
difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí,
y precisamente me preguntó lo mismo que usted".
• "¿Cómo podré reconocerle?"
Y el anciano contestó tranquilamente:
• "No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un
cristiano de verdad, no pasa desapercibido en este mundo de sabios y
engreídos. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde van, siempre dejan
huellas.
Y tu... ¿estás dejando huellas?
martes, 2 de septiembre de 2008
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