La fe es preciosa y al igual que el oro, es probada. El oro es probado en un horno, el horno es para el oro y las pruebas para la fe.La Palabra de Dios dice en Hageo 2:6-9: “Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la plata y mío es el oro dice Jehová de los ejércitos. La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”.
Una de las cosas que tenemos que recordar en nuestros hogares son buenos tiempos. A veces, la gente se asusta cuando pasa por algún problema y en medio del problema pasa por una crisis emocional; y en medio de esa crisis o esos roces que puede haber, se olvidan de los buenos tiempos. El Señor es alguien que nos recuerda buenos tiempos y nos promete que nos dará una gloria postrera mayor que la primera. Pero entre la primera y la última gloria, puede haber etapas en las cuales las situaciones son difíciles, pero Dios nos vive recordando que nos ha dicho por profecía que su casa será llena de su gloria.
El punto al que quiero llegar está en el versículo 8, que dice: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”. Dios le dice a su pueblo en el verso 7 de ese pasaje que la gloria va llenar su casa, y en el verso 9 que tiene una gloria postrera mayor que la primera; pero en medio de los dos versos nos recuerda que el oro y la plata le pertenecen a Él. ¿Qué quiere decir esto? Por mucho tiempo la gente cree que cuando Dios da gloria, nos está diciendo que nos hace dioses, y no es así; Dios nos da gloria en el sentido que nos da un buen trabajo, un ministerio glorioso, te prospera porque las bendiciones de Dios te acompañan siempre.
Las personas separan la prosperidad y separan el bienestar económico de la gloria de Dios, mientras que el Señor también ha incluido en su gloria una buena economía. Cuando habla de la gloria de las naciones, se refiere a que hay naciones que son prestigiosas en sus gobiernos, su economía y producción. Y cuando el Señor nos recuerda que el oro y la plata le pertenecen, lo hace para que no olvidemos nuestra fidelidad económica para con Él, cuando seamos bendecidos por su prosperidad.
En la vida hay cosas más importantes que el oro, los ingresos, las finanzas y el dinero. La Biblia nos enseña de ellas, y son la integridad, fe, sabiduría, amor y paz. Todo esto te quiere dar Dios.
La fe es preciosa y al igual que el oro, es probada. El oro es probado en un horno, el horno es para el oro y las pruebas para la fe. Mientras que tu fe sea probada día a día, puedes alcanzar más cosas porque es purificada y fortalecida.
La prueba es amiga de Dios y amiga de tu fe, aunque no es muy amiga de tu carne, porque la carne se siente mal. Pero si miras a tu espíritu, realmente vas a encontrar que hay un regocijo en él, porque tu espíritu sí sabe qué está pasando en tu vida.
La fe para producir es muy preciosa, por lo tanto, podrías haber perdido todo, pero si tienes la fe, puedes volver a producir todo lo perdido y levantarte de nuevo.
Cuando abordé el tema de que hay cosas mejores que el oro, me introduje diciendo que el oro y la plata son importantes hasta para Dios. ¿Por qué comienzo diciendo esto? Porque la mayoría de las personas caen en el extremo de despreciar la prosperidad; separan el bienestar económico de la gloria de Dios, y éste también va incluido entre las bendiciones que Dios también nos ha dado y no se debe de despreciar. Antes bien, debemos de aprender a usarlo para honrar y glorificar a nuestro Señor.
La mayoría de veces, nosotros en nuestras vidas le prestamos más atención al dinero, en vez de proporcionarle esa atención a lo que lo produce. Las personas tienen anhelos de producir mucho dinero, pero estudian poco, quieren tener prosperidad, pero trabajan cada día menos y esas son cosas que están divorciadas una de la otra.
En 1 Pedro 1:6 dice: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.
La Biblia habla de cosas que son más importantes que el dinero. Tal vez has perdido tu bienestar económico, y no te has dado cuenta que no has perdido y que todavía tienes, si logras poner atención en lo que aún posees, podrías ver que tienes lo más importante para volver a producir lo que has perdido. Eso que todavía conservas es tu fe.
Muchas veces, las personas se preocupan por la situación de crisis en que vivimos hoy en día, pero no se dan cuenta que tienen algo mucho más importante que el bienestar económico o los bienes materiales que puedan llegar a poseer, y eso es la fe.
El mismo Dios que puso el oro en la tierra, puso la fe en su corazón. Y si bien es cierto el oro es probado en el crisol, la fe también es probada, pero en las pruebas.
Si tú has perdido mucho dinero, mira también que no has perdido la fe que un día Dios te dio. Si tú tienes fe, lograrás producir otra vez lo que alguna vez perdiste, lograrás levantarte. Cuando te veas afectado por la perdida de algo, recuérdate que dentro de ti ha existido la fe para producirlo.
El sistema en que vivimos nos da la idea de que nuestros ancianos no son productivos, más la Biblia nos muestra que Dios utilizó muchos ancianos productivos. La fe no tiene edad. Renovemos nuestra mente. La fe no envejece, no es una cuestión de edad, es una cuestión de corazones.