miércoles, 27 de agosto de 2008

Nada te turbe


¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Salmo 43:5

1 comentario:

Anónimo dijo...

amén