Hace algunos años llegó un extraño paquete al correo de Johannesburg, en Sudáfrica, procedente de cierto lugar de Inglaterra.
El empleado postal explicó al destinatario que había sido despachado "por cobrar" pero Ted Beckman se negó a pagar $ 3.25, importe del correo.
El paquete fue almacenado y el tiempo pasó.
Llegó el momento en que fue puesto a subasta y adquirido junto con otros envíos, por un comerciante de Durbán.
La sorpresa que llevó este hombre fue mayúscula.
Al desatar el paquete resultó que contenía un lote de joyas valorada en unos cincuenta mil dólares.
Una lacónica nota aclaraba que lo enviaba Mary Beckman, la hermana mayor de Ted, como parte de la herencia recibida de su madre.
Se buscó al heredero que había rehusado el pago postal, pero éste acababa de morir en su cuarto de una miserable pensión, donde vivía.
El parte policial mencionaba que se habían encontrado en sus bolsillos unos dieciséis dólares.
Su compañero de cuarto explicó que en el momento de ir al correo tenía el doble de esa cantidad, pero se había negado a pagar los $ 3,25.
Este año es una especie de paquete cerrado aún, lleno de oportunidades para usted y para mí.
El remitente es Dios, el contenido es tiempo.
¿Estaremos dispuestos a pagar el precio necesario para tener derecho al tesoro que contiene para nosotros?
Las oportunidades para aprovecharlo se puede contar en miles: 527,040 minutos, contenidos en 8,784 estuches de 24 horas, que a su vez vienen envueltos en 366 días, ya que es un año bisiesto.
El precio que se nos exige para tener acceso al tesoro, es sencillo.
*Primero, sentarnos y soñar, ver con la imaginación, no lo que somos, sino lo que quisiéramos ser. Luego escribir esos sueños para convertirlos en metas.
Será una forma de definir lo que queremos hacer con ese tesoro.
*Segundo, trabajar confiadamente a través del año para convertir en realidad, lo que hemos sido capaces de imaginar.
LO NEGATIVO: Ser tan tontos que nos neguemos a pagar el precio necesario para tener derecho al tesoro que hay en el tiempo bien utilizado.
LO POSITIVO: Comprender que el precio en el esfuerzo que hay en marcar y fijar nuestras metas, es insignificante en comparación a la recompensa a que nos da acceso.
LO NEGATIVO: Ser tan tontos que nos neguemos a pagar el precio necesario para tener derecho al tesoro que hay en el tiempo bien utilizado.
LO POSITIVO: Comprender que el precio en el esfuerzo que hay en marcar y fijar nuestras metas, es insignificante en comparación a la recompensa a que nos da acceso.
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