lunes, 15 de diciembre de 2008

El nuevo nacimiento


El nuevo nacimiento -- La nueva criatura -- La regeneración

¿A que le llamamos el nuevo nacimiento, qué es la nueva criatura, qué es la regeneración?

Juan 3:1-7
1 Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. 2 Éste fue de noche a visitar a Jesús.
—Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.
3 —De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
4 —¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
5 —Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.6 Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu.7 No te sorprendas de que te haya dicho: "Tienen que nacer de nuevo."

La regeneración o el nacimiento espiritual es una de las bases o premisas fundamentales de la Fe cristiana. Sin el nuevo nacimiento no es posible ver el reino de Dios, es decir recibir la vida eterna y la salvación por medio de Jesucristo.

¿Quizá en este momento pudiera parecer confuso eso de nacer de nuevo?, pero no se preocupen, pensemos que Nicodemo no era ningún improvisado, El era un fariseo, un dignatario del pueblo judío, seguramente era muy instruido en las cosas de la Ley de Dios, sin embargo no entendía lo que Jesús le decía con respecto a nacer de nuevo.

Juan 3:8-10
8 El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
9 Nicodemo replicó: —¿Cómo es posible que esto suceda?
10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —Respondió Jesús—.

Nicodemo no entendía lo que Jesús le decía, porque su corazón no estaba preparado para entenderlo, porque su espíritu era un espíritu nacido de la carne, no de Dios.

Muchas personas pueden asistir a un servicio y en medio de la emoción del momento pueden reconocer que Cristo es su Salvador.

Otras personas se pueden encontrar en medio de un quebranto y confesar que su situación es más fuerte que ellos y que solo podrán seguir adelante con la ayuda de Dios.

Muchas personas tienen la dicha de nacer en medio de una familia cristiana y se consideran a si mismos cristianos de nacimiento.

¿Ustedes creen que el confesar a Cristo en un momento de debilidad o euforia o el nacer es un medio cristiano es suficiente par que podamos ser considerados nuevas criaturas?

Juan 1-12:13
12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.13 Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

Somos nuevas criaturas cuando decidimos que Dios gobierne nuestras vidas plenamente, cuando entregamos a El lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.

Somos nuevas criaturas y nos hemos regenerado, cuando permitimos que Cristo, por medio del Espíritu Santo, nos renueve por dentro y por fuera.

Una vez que confesamos con nuestra boca y con nuestro corazón que Cristo es nuestro Salvador, estamos abriendo la puerta de nuestra vida a Dios, lo estamos invitando a que nos tome como sus hijos, no solo como una más de sus criaturas.

Cuando permitimos que Dios gobierne nuestra vida y le pedimos que nos transforme, El nos irá dando instrucciones sobre como debemos de comportarnos en cada paso que damos.

Dios mismo pondrá en nuestro corazón el deseo de cumplir con sus mandamientos, uno de ellos es el referente a llevar a cabo el bautismo, ¿Por qué es importante bautizarnos?, ¿tiene el bautismo algo que ver con el nuevo nacimiento?.

En efecto es importante, ya que el bautismo es un simbolismo mediante al cual estamos muriendo por unos instantes y somos sepultados, para posteriormente renacer o empezar a renacer como nuevas criaturas.

Cuando cumplimos con este mandato de Dios estamos permitiendo que Dios nos haga uno de los más grandes regalos que cualquier ser humano pueda recibir.

Hechos 2:38
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.

El Don del Espíritu Santo, eso es lo marca la verdadera diferencia entre ser o no ser una nueva criatura.

¿Creen ustedes que es importante el recibir por medio de un acto de obediencia sincera al Espíritu Santo?

Tito 3:4-6
Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, 5 él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, 6 el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Una vez que he confesado a Cristo, que me he bautizado, que he hecho de la lectura de la Biblia parte de mis actividades cotidianas, de la oración parte de mi diario vivir, entonces estoy en camino correcto para ser transformado en una nueva criatura, para ser regenerado.

Yo creo que muy pocos o casi nadie puede decir con certeza en que día o en que momento exactamente fueron regenerados, quizá recuerden cuando iniciaron a cambiar y a ser nuevas personas por gracia de Dios, pero todos los que han pasado por ese camino sabrán que a cada paso existen, retos, dudas, tentaciones, piedras que quieren hacerles tropezar, pero todo lo podrán superar, porque Cristo mismo los fortalece.

¿Ustedes quieren ser nuevas criaturas o quieren ser las mismas criaturas de antes, quizá con uno que otro remiendo o resane?

Mateo 9:16-17
16 Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor.17 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.

Dios no quiere poner las nuevas cosas buenas, dentro de las cosas viejas, El quiere que seamos hechos de nuevo para que podamos estar listos para recibir las cosas poderosas que El tiene preparadas para todos nosotros.

Recuerdan que Nicodemo no entendía lo que Jesús le decía, así mismo cuando no tenemos al Espíritu de Dios dentro de nosotros tampoco entendemos muchas cosas. Cuando renacemos en Cristo nos damos cuenta de que lo invisible a los ojos, se vuelve visible a nuestro corazón.

Romanos 6:3-4
3 ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? 4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

Gálatas 2:20
20 He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.

Necesitamos morir a lo que antes éramos, para poder estar preparados para lo que seremos.

La regeneración es necesaria para todos porque por medio de ella nos volvemos más humildes y sensibles. Una persona regenerada se siente ofendida ante la presencia del pecado. La nueva criatura comprende que debemos a Dios todo lo que somos y que no se mueve una sola hoja si El antes o lo ha permitido.

1 Corintios 2:14
14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

La regeneración no abre los ojos a las verdades divinas y nos hace darnos cuenta de que apartados de Cristo no somos nada y que solo podemos dar fruto si estamos en El. Recuerden que Cristo es la Vid y nosotros somos los pámpanos.

La regeneración se va dando de una manera gradual, pero ¿Cómo podemos saber si estamos siendo regenerados realmente?.

Gálatas 5:22-25
22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. 24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. 25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.

Cuando el Espíritu Santo hace que demos estos frutos entonces podemos alegrarnos, ya que estamos en el camino correcto, en el camino que nos acerca a Dios.

¿Ustedes han sentido que ya están dando buenos frutos?

La regeneración nos aleja del pecado, podrá haber tentaciones, podrá haber momentos en que tropezamos y parece que vamos a caer, pero Dios nos sostiene con su mano derecha y nos dice al oído “Hijo mío, eres nueva criatura, camina en santidad”.

Efesios 4:22-24
Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; 23 ser renovados en la actitud de su mente; 24 y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

2 Corintios 5:17
17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Que maravilla es saber que somos gente nueva o que podemos aspirar a ser regenerados por Dios.

Dios solo quiere que pongamos un poco de nuestra parte cada día, El es quién puede hacer la obra en nosotros. “Quién comenzó la buena obra la terminará”, pero Dios quiere nuestra obediencia y nuestra participación activa, sincera y decidida en el proceso de regeneración de cada uno de nosotros.

Dios quiere que nos demos cuenta de que la verdadera renovación, el nuevo nacimiento solo se puede lograr cuando somos obedientes y buscamos ser como Cristo.

No basta asistir a la Iglesia, si es que no lo hacemos con un espíritu que agrade a Dios.

No basta con haber sido bautizado hoy, si mañana me olvido de mi compromiso con Cristo y sigo caminando por las mismas veredas torcidas que ayer.

No basta haber nacido en un hogar cristiano, si no llevo un sincero deseo de agradar a Dios en el corazón.

1 Juan 3:9-10
9 Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.10 Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.

Romanos 12:2
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

Romanos 8:10-13
10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia.11 Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
12 Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa.13 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán.


Yo te pregunto, ¿qué es lo que quieres para ti, vida o muerte?, ¿quieres vivir temporalmente para la carne o prefieres vivir eternamente en Cristo?.

¿Qué es más importante para ti, los placeres pasajeros o la esperanza de ver a Cristo cara a cara, de estar en su presencia y de alabarle por toda la eternidad?.

Hermano, solo tú sabes lo que guarda tu corazón, solo tú conoces las respuestas a las preguntas que te hice. Bueno eso es algo impreciso, porque aparte de ti, Dios también conoce lo que hay en tu corazón.

Desde aquí yo te invito a que decidas regenerarte, a que decidas ser una nueva criatura por gracia de Cristo y si es que ya eres un cristiano nacido de nuevo, te invito a que ayudes a otros a acercarse a Dios y a las bendiciones que El tiene preparadas para todos nosotros, bendiciones que hablan de vida, vida plena y abundante.

Dios los bendiga a todos.

Amén.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Personas idóneas para la alabanza


No podemos permitirnos el lujo de decidir nosotros quién puede y quién no puede ministrar, no podemos entregar la dirección de la adoración congregacional, que es el punto más culminante de nuestro culto a Dios, a quién “no tiene dedos para el piano”.

Todavía existen ideas muy tergiversadas a la hora de nominar a aquellas personas que nos ayudarán en la ministración de las alabanzas congregacionales, pues lo que prima en quienes deben nombrar o elegir a los designados es más bien un sentimiento de amistad que mas bien el buscar o reconocer dones o habilidades innatas que algunos hermanos tienen, y que obviamente, son los que Dios de antemano ya ha designado. Digo esto pues tengo la certeza de que cada paso que estamos dando en esta maravillosa renovación de la alabanza y adoración musical, es Dios mismo quién está interesado en restaurarla, es Dios mismo el que se ha estado dando el tiempo para preparar personas idóneas para este ministerio, Él no desea que se improvise, Él no desea que se haga solo lo mejor posible, Él no desea usar a personas a las cuales Él no ha ungido, Él no desea ser ministrado por personas que no saben hacerlo, Él no desea que ministren aquellos que no están aptos, Él no desea que ministren personas que han sido capacitadas para otros ministerios, lo que el corazón de Dios desea y anhela es escuchar a aquellos que Él ha preparado, a aquellos que Él ha nominado, a aquellos en quién Él ha confiado esta labor: a sus Levitas. Por lo cual, quienes estamos directamente involucrados en este ministerio de la alabanza, debemos tener muy claro qué espera Dios de nosotros, como personas, como ministros suyos, como siervos al servicio del sacerdocio en bien de la congregación, pues si Dios ha de derramar su unción o una bendición especial sobre su pueblo, si Dios ha de desatar un avivamiento en medio nuestro, nosotros, los Levitas de este tiempo, debemos ser los primeros receptores de su intención y debemos ser capaces de ser el cauce necesario y santo que Dios utilizará para el derramamiento de su bendición.

En 2ª de Crónicas 25:1 leemos que los Levitas fueron designados para “profetizar” al pueblo, por tanto si de profetizar se trata, si se trata de entregar un mensaje de parte de nuestro Dios a su pueblo, Él lo hará a través de nosotros, pero para que así suceda nosotros debemos estar lo suficientemente capacitados para poder ministrar a su pueblo acerca de lo que Él quiere dar a su pueblo y no de lo que a nosotros nos parece lo apropiado, o lo que nosotros, en obediencia a la autoridad que nos confirió esta misión, hemos preparado para entregar al pueblo. Por muy excelente que nos parezca a veces el hacer algo diferente en la ministración musical que nos ha tocado hacer, lo que primero tenemos que considerar es la opinión del Señor, y no esperar los resultados para ver si era o no era del Señor. No podemos darnos el lujo de jugar con nuestros ministerios; en cualquier Empresa, Industria o Corporación, los empleadores llenan las vacantes de acuerdo a las necesidades propias de cada cargo en particular y nadie, en su sano juicio, empleará a un carpintero para labores de electricidad ni a un mecánico para llenar la vacante de dibujante. Es lógico y normal, que todas las personas tengamos un oficio, una profesión o una habilidad especial, y es en la cual nos desempeñamos profesionalmente, a menos que nos capacitemos especialmente para ocupar otro cargo, por lo mismo en nuestras congregaciones es imperativo el emplear a las personas adecuadas para desempeñar los oficios, cargos o ministerios para el cual Dios nos ha capacitado. Dios jamás improvisa, Él tiene todo bajo su control, Él tiene todo planificado y nada se escapa a su voluntad, a menos que nosotros queramos hacer lo que bien nos parezca y no tengamos la sensibilidad adecuada para hacer lo que a El le agrada y no sepamos cómo se adora en espíritu y en verdad.

No podemos permitirnos el lujo de decidir nosotros quién puede y quién no puede ministrar, no podemos entregar la dirección de la adoración congregacional, que es el punto más culminante de nuestro culto a Dios, a quién “no tiene dedos para el piano”, solo por el hecho de que es un hermano fiel a las reuniones, ni porque es el único en quién podemos confiar porque es antiguo en la congregación, ni porque es el más simpático, ni porque es el que “no sabe mucho pero harto empeño que le hace”, no hermano, no es por esfuerzo personal que Dios ha elegido a sus ministros, les reitero que Dios no eligió a los Levitas en tiempos de Moisés porque estos eran los con más aptitudes musicales o de servicio, Dios los eligió porque quería ordenar este ministerio y requería a toda una tribu, Él requería todo un grupo de personas con una misma visión, con los mismos objetivos: servir y guiar al pueblo hasta la presencia misma del Dios Altísimo. Y Él no ha cambiado, ni cambiará nunca, ni su anhelo de formar un pueblo de adoradores ha menguado, Él sigue siendo el mismo, su infinita paciencia y misericordia aún nos acompaña, y no podemos desperdiciar el tiempo dedicado a la alabanza y adoración musical congregacional, estableciendo a pseudos directores de canto, que jamás han tenido habilidades, que jamás han estudiado, que jamás se han preparado, y creen que cualquiera puede hacerlo, creen que es llegar y subir al púlpito y establecer un contacto con el Espíritu Santo para que santifique a su pueblo y llevarlos hasta la presencia de Dios.

Marcos Witt, en una de sus enseñanzas, nos hizo pensar en que un director de cantos debe tener ojos por delante, ojos por detrás, y ojos por dentro, haciendo una comparación con lo descrito en el capítulo 4 de Apocalipsis. Ojos por delante sería la sensibilidad del director para detectar la necesidad del pueblo que está siendo dirigido, ojos por detrás serían los músicos y cantores que le acompañan en la ministración, y los ojos por dentro lo asemeja al Espíritu Santo que es quien nos va dirigiendo a nosotros revelando lo que Dios desea para el pueblo. En otras palabras quien dirige debe estar de tal forma comprometido con el quehacer de la meta de la ministración, que es la de guiar al pueblo hasta la presencia misma de Dios, tal como los Levitas de antaño, para que el Espíritu Santo pueda obrar en completa libertad, sabiendo que todos estamos en un mismo sentir, en una misma dirección, en un mismo objetivo: adorar al Señor en espíritu y en verdad, no solo de labios, no solo de apariencia, no porque es el momento en el orden culto, ni porque la música es de nuestro agrado, ¡es porque nuestro corazón se ha encendido en alabanza!, ¡es porque el Espíritu Santo ha desatado nuestras ataduras!, ¡es porque el Espíritu Santo nos ha santificado!, ¡es porque las huestes de maldad han tenido que salir huyendo ante la presencia de Dios!, ¡es porque Dios mismo está con nosotros habitando!, ¡Gloria a Dios!. Creo que solo entonces comprenderemos la importancia de designar personas idóneas para la dirección del canto. Muchos ejemplos encontramos en Crónicas, de Quenanías, y de otros que también dirigían, pero con la diferencia que ellos estaban totalmente comprometidos por la causa, totalmente compenetrados en el mover de su santa unción, totalmente aptos para la obra a que habían sido llamados, totalmente bajo la dirección del Espíritu Santo, totalmente habilitados por Dios, ¡totalmente preparados para toda buena obra!. Quienes dirigimos alabanza entramos en guerra al inicio de cada culto, no cantamos para deleite de los asistentes, no cantamos para ser juzgados y premiados, no cantamos jamás por cantar, cantamos para guerrear, cantamos para que huyan nuestros enemigos, cantamos para declarar victoria, cantamos para alabanza de su nombre, cantamos para adorar al único que es digno de recibir la gloria: Jehová es su nombre, el Gran Yo Soy, el que siempre es, el que siempre permanece, el que me ha capacitado para servirle, el que ha invertido tiempo en mi preparación, el que dio a su único hijo con el fin de tenerme a su lado…”Oh Dios, cuán grande es tu amor, no lo puedo comprender, no lo puedo discernir, solo sé que me amas, recibe toda mi vida, es tuya pues tú pagaste por ella, oh Señor capacítame, cada día para que todo mi desempeño sea de tu agrado, para que todo lo que yo haga, sea lo que tú quieres que haga, te amo mi Dios, te amo mi Rey, quiero ser un adorador y guiar a tu pueblo a tu lado”.

Fuente: PoderyGloria.com

¿Qué dice la Biblia acerca de los demonios?

Apocalipsis 12:9 es la Escritura más clara sobre la identidad de los demonios, “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” La Biblia indica que los demonios son ángeles caídos que junto con Satanás se rebelaron contra Dios. La caída del cielo de Satanás está descrita en Isaías 14:12-15 y Ezequiel 28:12-15. Apocalipsis 12:4 parece indicar que Satanás tomó una tercera parte de los ángeles con él cuando pecó. Judas verso 6 menciona a los ángeles que pecaron. Así que es muy probable que los demonios sean los ángeles que siguieron a Satanás en pecar contra Dios.

Satanás y sus demonios buscan ahora engañar y destruir a todos los que siguen y adoran a Dios (1 Pedro 5:8; 2 Corintios 11:14-15). Los demonios son descritos como espíritus inmundos (Mateo 10:1; Marcos 1:27), y ángeles de Satanás (Apocalipsis 12:9) Satanás y sus demonios engañan al mundo (2 Corintios 4:4), atacan a los cristianos (2 Corintios 12:7; 1 Pedro 5:8), y combaten contra los santos ángeles de Dios (Apocalipsis 12:4-9). Los demonios son seres espirituales, pero pueden aparecer en forma física (2 Corintios 11:14-15). Los demonios / ángeles caídos son enemigos de Dios – pero son enemigos derrotados. “... Porque Mayor es EL que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Un corazón agradecido

Por Charles F. Stanley

Cómo mantener la perspectiva correcta en tiempos difíciles.

Gratitud es uno de los aspectos más importantes de la vida cristiana. Sea que lo sepamos o no, esta actitud no sólo tiene la capacidad de prepararnos para manejar las situaciones difíciles; también es un elemento fundamental para tener contentamiento, esperanza y paz.

No todo lo que experimentaremos en la vida será agradable. Cuanto más vivamos, aumentarán las ocasiones que tendremos para enfrentar sufrimientos, sentimientos de pesar y desilusiones.

He conocido a personas que, después de hablar con ellas durante unos minutos, terminan expresando profundos sentimientos de frustración. No entienden por qué sus vidas terminaron siendo tan diferentes a lo que habían imaginado.

Los planes que habían hecho con tanto entusiasmo, y sus sueños, fueron a parar en todo lo contrario de lo que esperaban.

"La última cosa que quiero hacer es darle gracias a Dios por la muerte de mi esposo", dijo una señora. "¿Cómo puedo estar agradecido?", preguntó un joven estudiante. Se le había otorgado una beca, sólo para tener que renunciar a ella por causa de un intempestivo accidente. Es que tener un espíritu de gratitud no significa que nunca lucharemos con sentimientos de decepción y desánimo. Las grandes adversidades rara vez nos ponen una sonrisa en el rostro; sin embargo, aprender a mirar más allá de la tristeza a Aquél que conoce y comprende nuestros sentimientos, nos proporciona la firme seguridad de que no estamos solos, y de que nos abriremos paso a través de la oscuridad más profunda.

Declarar Su bondad

En uno de los momentos de mayor abatimiento en su vida, David escribió: "Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche" (Sal. 92:1, 2). Las personas a quienes el Señor ha enseñado a ser agradecidas, tienen un enfoque diferente. En vez de estar centradas en su "yo", su mirada está centrada en Dios. A través del proceso de hacerle frente a la adversidad, han recibido un destello de la perspectiva divina. Y han descubierto que Dios es nuestro Salvador y Dios de toda consolación. Él entiende nuestros sentimientos de frustración y de depresión, pero quiere levantarnos para que podamos conocerle mejor y hablar a los demás de Su fidelidad.

Lo único que David podía ofrecer a los demás era la piedra angular de su vida, es decir, su fe en Dios. Amaba al Señor, a pesar de no entender la razón por la que su vida había dado un giro tan terrible. ¿No se suponía que él era el rey? ¿Por qué tuvo que morir su mejor amigo? ¿No debía él tener la oportunidad de vivir con paz y seguridad? No en esos momentos.

En varios de los libros que he escrito, menciono el período en que estuve sufriendo de una profunda tristeza. Recuerdo que me levanté una mañana, abrumado por sentimientos de desánimo. El dolor emocional que sentía era grande, por lo que caí de rodillas junto a mi cama y comencé a orar: "Señor, no entiendo por qué estoy enfrentando esto. ¿No hay una manera de ponerle fin a todo esto? Haz algo".

El Señor respondió, pero Su solución no fue cambiar mi situación. Simplemente sentí Su cercanía mientras susurraba tres palabras a mi corazón y a mi mente: "Confía en mí". Estas tres palabras hicieron más de lo que pudieran haber hecho una docena de soldados. Me puse de pie y comencé ese día con una nueva sensación de dirección y esperanza. Dios había oído mi oración, y sabía lo que me estaba pasando. Aunque el Señor pudo haber optado por aliviar mi angustia, quiso que supiera que estaba al tanto del problema y que podía confiar en Él porque Dios es soberano y todopoderoso, y me ama con un amor eterno.

A partir de ese momento, me propuse tener un corazón agradecido. No puedo decir que he disfrutado de todas mis circunstancias, porque algunas han sido dolorosas. Pero sí puedo decir que mi actitud cambió. En vez de acercarme a Dios con una lista de "¿no sabes?", tales como: "Señor, ¿no sabes que esto es difícil? ¿No sabes que estoy sufriendo? ¿No sabes que la gente está hablando mal de mí? ¿No sabes que me siento derrotado?", voy a Él con un corazón sincero y le pido que me muestre cómo debo responder. También le pedí al Señor que me revelara lo que Él quería enseñarme durante ese tiempo de adversidad.

Al cambiar mi perspectiva, comencé a dar gracias a Dios por haberme permitido pasar por ese valle. Me di cuenta de que cuanto mayor era el dolor, más cerca estaba yo de Él. Estaba aprendiendo a confiar en el Señor para todo, incluso para las cosas que había acostumbrado hacer por mi cuenta. Él siempre había estado en el centro de mi vida, pero ahora el Señor estaba haciendo más nítido mi enfoque. Yo no quisiera pasar nuevamente por esa experiencia, pero no le pediría a Dios que cambiara un solo detalle. El dolor que experimenté fue perfectamente diseñado para acercarme más al Señor.

Decidido a mostrar gratitud

Cuando la vida de Job se vio llena de problemas serios, la Biblia dice que él "se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró [al Señor, diciendo]: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:20, 21). La Biblia hace constar que Dios tomó nota de la fidelidad de Job: "En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno" (v. 22).

Job no estaba alegre por lo que le había sucedido. Su dolor era real, y muy agudo. Dios sabe que cuando la adversidad nos golpee, sentiremos lo mismo. Pero Él quiere que veamos lo provechoso que resulta responder con fidelidad, en vez de hacerlo con miedo o ansiedad. Job tenía sólo una opción, la opción que lleva a adorar y alabar a Dios, no por la tragedia, sino por Su fidelidad.

Si su vida da un giro diferente al que espera, ¿cómo pudiera usted tener una actitud de agradecimiento?

En primer lugar, tenga en cuenta que Dios conoce y entiende su situación. Él permitió que la tragedia, la frustración o la tristeza le golpearan. Pero usted puede elegir responder con fidelidad. Después de recibir la noticia de que tenía cáncer, el ex Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, escribió lo siguiente en un artículo que apareció en Internet: "No debemos pasar mucho tiempo tratando de responder los ‘por qué’. No podemos encontrar respuestas a muchas de las cosas que nos ocurren, nuestras preguntas a menudo son una expresión de angustia en búsqueda de respuestas".

"No sé la razón por la qué tengo cáncer, y no me importa mucho saberlo. Es lo que es, una verdad sencilla e indiscutible… Nuestras enfermedades expresan un aspecto que es central a nuestra existencia. Somos criaturas caídas. Somos imperfectos. Nuestros cuerpos colapsan. Pero, a pesar de esto, Dios ofrece la posibilidad de la salvación y de la gracia. No sabemos cómo terminarán nuestras vidas, pero sí nos toca decidir cómo vamos a utilizar el tiempo que hay entre el ahora y el momento cuando nos enfrentemos cara a cara con nuestro Creador".

En segundo lugar, tenemos que ser honestos con nuestras circunstancias. Es posible que no cambien de la noche a la mañana. Pero cuando aprendemos a verlas desde la perspectiva divina, podremos soportar el plan de Dios sin cuestionar Su cuidado, Su fidelidad y Su amor.

En tercer lugar, reconozca que algunos versículos de la Biblia que tienen que ver con el agradecimiento, son mucho más fáciles de memorizar que de aplicar. Dios sabe que usted sentirá derrotado, pero eso no es lo mejor que Él tiene para usted. En 1 Tesalonicenses 5:16-18, el apóstol Pablo escribió: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús". El apóstol tuvo también el mismo pensamiento en Efesios 5:20, cuando escribió: "dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo". Las tres palabras que muchas personas no notan cuando leen estos versículos son "siempre" y "en todo". En realidad, no se dan cuenta de la magnitud de lo que Dios está diciendo. Uno de sus mayores deseos es que experimentemos la libertad y el gozo que surgen del hecho de poder "dar gracias en todo". Pero no podemos hacerlo si estamos enredados por sentimientos de animosidad, de amargura y de pesadumbre.

Finalmente, tenemos que entregarle nuestro dolor al Señor. La mañana que caí de rodillas clamando a Dios, fue un momento crucial en mi vida. Siempre había dicho a las personas que libraran sus batallas de rodillas, y el consejo demostró ser efectivo una vez más. Mientras nos mantengamos de pie y con los puños cerrados, nos podremos levantar nuestro corazón en acción de gracias al Señor, ni podremos abrir las manos a Él en alabanza.

¿Cuántas personas conoce usted, que le hacen sonreír por dentro cuando piensa en ellas? Si lo analiza, es probable que las vidas de esas personas rebosen de gratitud. Probablemente han pasado por tiempos difíciles de graves problemas, pero hay en ellas un sentimiento de contentamiento, de gozo y de paz que usted quisiera tener en su vida. Usted puede experimentar ese mismo sentimiento, ya que todo comienza con reconocer su necesidad de Jesucristo. Una vez que usted se da cuenta de que no puede hacer nada sin la ayuda de Dios, tendrá un agradecimiento tal, que querrá hablar a todo el mundo de la bondad y de la misericordia del Señor. La mujer que llegó sola al pozo para sacar agua, estaba vacía. Su vida era un desastre, y su reputación estaba destruida.

Pero Jesús se encontró con ella en la situación que vivía, y le ofreció el agua de vida que había de satisfacer todos sus anhelos (Jn. 4:10).

Levanto mis manos - Samuel Hernandez

martes, 2 de diciembre de 2008

Salmos 34 (Reina-Valera 1960)

1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.


2 En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.


3 Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.


4 Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.


5 Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.


6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.


7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.


8 Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.


9 Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.


10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.


11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.


12 ¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?


13 Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.


14 Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.


15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.


16 La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.


17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.


18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.


19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.


20 El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.


21 Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.


22 Jehová redime el alma de sus siervos,
Y no serán condenados cuantos en él confían.